La noticia se conoció en Australia, cuando la prensa fue reunida para asistir al restyling del Mazda MX-5, cita en la que el jefe de desarrollo de Mazda, Nobuhiro Yamamoto, anticipó que volverá la cupé RX-7, vehículo emblemático de la marca que, liderando la poco común motorización Wankel, se consagró como un clásico.
Según el ejecutivo, el lanzamiento al mercado se producirá recién en 2017, coincidiendo con el 50º aniversario del lanzamiento del modelo original; momento desde el cual, la marca desarrolló una amplia gestión promocional y de marketing que culminó cuando, en 1991, ganó nada menos que las 24 Horas de Le Mans, en lo que fue la primer y única victoria de un motor Wankel en el clásico francés.
Según Yamamoto, la idea es que el nuevo RX-7 sea un deportivo muy ligero, no más de 1.200 kilos, ¡con un motor convencional!!!, cosa de la que dudamos habida cuenta de lo exitosa de la gestión Wankel, en cuanto a performance y rendimiento, así como a imagen.

Siguiendo con lo sucedido, el nuevo RX-7 utilizaría un derivado del motor naftero 16X (alimentado por inyección directa y con encendido láser) y en cuanto a las combinaciones que se rumoreaban (híbrida, eléctrica, con una unidad Wankel como generador, etc) el jefe de desarrollo puntualizó que ninguna de ellas se adecuaba a las características que la firma pretendía para un deportivo como el futuro RX-7.
El mismo, usaría la plataforma del MX-5 vigente al momento de su creación, aunque condicionada a los requerimientos apuntados en cuento a bajo peso y deportividad.
Vale apuntar que si bien el RX-7/Wankel fue un vehículo de esforzada imposición, cuando finalmente el auto fue aceptado, procreó una especie de culto entre sus usuarios que hace que, aún hoy, haya muchos que siguen maravillados con sus posibilidades.
Vale como reflexión como para justificar nuestras dudas…