El Ford GT40 fue figura central de uno de los capítulos más trascendentes de la historia del automovilismo deportivo.
Fue cuando allá por los 60, Henry Ford II intentó comprar Ferrari y el Commendatore, luego de que Ford gastara millones en auditorías y estudios de factibilidad para adquirirla, le dio la espalda y le dijo que no vendería.
El enojo de Ford fue tan grande que, como respuesta, reunió a la flor y nata de su departamento de competición y experimental y les pidió, más que pedirles, los conminó, a realizar un auto para batir a Ferrari no solo en el Campeonato Mundial de Marcas, sino lo más importante, ganarle en el escenario que la casa italiana había convertido en su propio feudo: las 24 Horas de Le Mans, la carrera más importante del mundo.

El resultado de esta particular historia fue el Ford GT40.
Auto con el que Ford no solo logró su objetivo batiendo a Ferrari en Le Mans, sino que lo logró en cuatro oportunidades (1966, 67, 68 y 69) y, además, mantuvo el promedio-record de la carrera durante 21 años (de 1967 al 88) y consagró a los ganadores de 1967, A.J.Foyt y Dan Gurney, como la primer pareja norteamericana en ganar las 24 Horas.
Semejante historial hizo que cuando se acercó el Centenario de la marca del óvalo en 2003, Ford se propusiera exhibir sus mejores realizaciones apelando a su riquísimo patrimonio, y el Ford GT40 reunía todos los atributos para integrar el selecto grupo de homenaje.

Así fue como la marca revivió la silueta del GT40 rebautizándolo GT a secas, modelo que, además de cautivar nuevos adeptos y reconquistar a los más memoriosos, agotó rápidamente su limitadísima producción que, una vez comercializada, decidió a Ford a cancelar nuevamente el proyecto en 2006.
Sin embargo, entre los memoriosos estaban los responsables de Matech, una empresa dedicada a la competición que retomó la posta y creó el GT1, una copia fidedigna del GT40, que luego derivó como GT3 para competir en las pruebas de larga duración que componían el torneo mundial de la FIA.
Sin contar con el apoyo oficial de Ford y luego de la campaña europea, la desaparición del titular de Matech aceleró el desmantelamiento, no solo del proyecto GT40, sino de la compañía en forma integral.

Pero siempre hay memoriosos que recuerdan al inconfundible GT40.
Ese fue el caso de RH Motorsport, empresa norteamericana dedicada a la competición cuyos responsables, poco menos que enamorados del diseño en cuestión, compraron todas las matrices para volver a poner en pista en pruebas locales al, una vez más, recuperado GT40 devenido en GT.
El objetivo de la compañía es fabricar 20 unidades como pequeña serie de producción, patentados en EE.UU, y venderlos como lo que el original GT40 y sus sucesores proponían: una hermosa cupé de competición, con un inolvidable bramido de V8 americano y 750 saludables caballos de potencia para continuar una historia inolvidable.