Industria Automotriz EMPRESA

LA UNION,¿ HACE LA FUERZA?

19/10/2012. Apremiados por crisis, internas y magros resultados, GM y PSA siguen avanzando hacia un joint venture que podría revertir el proceso y convertirlos en un gigante europeo.


Todo comenzó por la incesante búsqueda de GM por remediar el mal momento que está pasando Opel.
La marca de origen germano asimilada al coloso norteamericano está viviendo, más allá de los efectos que propone la crisis general, una situación particular que afecta su presente y no esperanza su futuro. Sin embargo, es una marca prestigiosa, tanto, que GM la quiere hacer jugar para concretar una maniobra que podría solucionarle dos grandes problemas: dejar de afrontar las pérdidas que le provoca Opel y sumarse a un negocio conjunto que intenta con PSA.
La nueva sociedad conjunta que promueve GM, es un joint venture entre Opel y la división autos de PSA (Peugeot y Citroen) para lo cual, el gigante aportaría algo así como u$s10.000 millones y controlaría solo el 30% del paquete.


Esta aparente desventaja en que quedaría GM no oculta su lado positivo, ya que de esta manera, no debería rendir cuentas por los resultados de su marca alemana y si esta generara pérdidas, las mismas serían imputadas al joint venture y no a su propia gestión en el manejo de la marca.
GM quedaría mejor parada y Opel, sin presiones extra, podría integrarse con buenas posibilidades, alejando el fantasma del cierre o de su venta a terceros.
Por su parte, PSA ganaría una marca más para el grupo, tendría el control mayoritario del mismo y, además, contaría con una fuerte inyección monetaria que le permitiría una reestructuración bastante menos traumática que la que avizora en este momento.


Además, esta unión podría convertir al grupo en un fuerte jugador a nivel continental, ya que sumando ventas, podría orillar el 20% del mercado europeo, quedando muy cerca del poderoso grupo VW que lidera con algo más del 22%.
Pero no todo es color de rosa.
De concretarse la creación del joint venture GM/Opel/PSA, este debería afrontar cierres de plantas y despidos, factores siempre traumáticos contra los que está el gobierno nacional de Francia.
No obstante, esta es la coyuntura actual del grupo PSA, por lo que las cosas aún complicadas, serían bastante más llevaderas con el grupo conformado, no solo para PSA, sino también para el gobierno francés.
Otra complicación para el feliz término de esta singular empresa, sería el tiempo que llevaría la reestructuración, que no debería exceder lo prudencial como para afectar la credibilidad del grupo, sobre todo a nivel inversionistas y calificadoras de riesgo.
PSA carga con el lastre de maniobras desacertadas en los últimos años, pero cuenta con uno de los mejores abanicos de productos que jamás haya tenido; por su parte, Opel no levanta cabeza, pero nadie puede negar su prestigio y su fuerte presencia en varios mercados clave de Europa. Indicios claros de que las perspectivas son aceptables por más que haya demasiados grupos de poder involucrados.

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