A fines de septiembre pasado, Honda Motor de Japón, anunció que las ventas mundiales acumuladas de sus híbridos superaron el millón de unidades comercializadas en poco menos de 13 años (12 años y 11 meses).
Todo se inició con la primera generación del modelo Insight, que se presentó en Japón en noviembre de 1999 y que, según declaraba la fábrica por aquel entonces, recorría 35 kilómetros por litro, cifra que suponía ser la mayor economía lograda por un auto alimentado a nafta de gran producción.

Desde aquel momento hasta la fecha, Honda amplió sensiblemente su portfolio de vehículos híbridos, que hoy alcanza a ocho modelos que se comercializan en 50 países y, precisamente, esta amplitud geográfica ha llevado a la compañía a iniciar la fabricación de vehículos con esta tecnología fuera de Japón (EE.UU, Tailandia y Malasia en el futuro cercano).
Volviendo al hecho en cuestión, la historia de la evolución de los híbridos de Honda desarrolló una sugestiva curva de crecimiento que plantea, no solo los orígenes, sino el momento actual y hasta el futuro de esta particular tecnología.

Por ejemplo, las primeras 100.000 unidades híbridas vendidas se alcanzaron en abril de 2005, a los seis años de haber sido lanzado el primer Insight.
A las 600.000 unidades vendidas se llegó en un período sensiblemente menor: cinco años (febrero de 2010).
Y en lo que fue de ese año hasta el presente (apenas dos años) se vendieron las 400.000 unidades que redondearon el millón de unidades comercializadas.
Sin duda, los números son muy elocuentes, sobre todo en lo que tiene que ver con la progresión de los últimos tiempos que abre una expectativa muy positiva en relación al futuro de esta tecnología.

Especialmente, si tenemos en cuenta algunos periféricos: este año, la alternativa híbrida llegó al automovilismo con excelentes resultados por parte de Audi y Toyota en pruebas de velocidad y resistencia, el crecimiento del sistema se está manifestando en uno de los mercados más cerrados del mundo como lo es el de EE.UU y, hoy por hoy, casi no hay ningún constructor en el mundo que no tenga en su abanico de productos un vehículo con dicha impulsión.
El sistema híbrido no es la solución definitiva para la problemática de las emisiones y el agotamiento de los recursos no renovables, sin embargo, estamos convencidos de que es la alternativa más lógica para este particular momento por el que transita la historia del auto.