Así como lo hace cuando juega de local, léase Salón de Frankfurt, Audi es una de las marcas más prolíficas en el Salón de París que hoy abrió sus puertas para el público en general. Es cierto que la mayoría de sus novedades tienen que ver con versiones sobre modelos ya existentes, pero no lo es menos que en todos los casos son opciones tan diferenciadoras que uno se siente tentado a opinar como si se tratara de otro auto.

Tal el caso del SQ5, con el que Audi da un paso más allá en la incesante búsqueda de performance y personalización, poniendo la silueta del Q5 en manos de su exclusiva división Quattro GMBH, la misma que detenta autoría sobre todos los “S” y “RS” de Audi. El resultado fue que el exitoso formato se convirtió en el primer SUV y el primer diesel de la marca que reciben la apelación “S”, esto es un grado de caracterización deportiva y temperamento superiores a los cuales nos tiene bastante acostumbrados la marca de Ingolstadt.

Más allá de lo que esto supone ser para los puristas (un SUV diesel con el sello de la división deportiva de Audi) convengamos que en un momento tan exitoso en cuanto a ventas de la marca y con el crecimiento todavía mayor de los segmentos de cierto nivel, el éxito del SQ5 parece asegurado. Y los avales no son solo estéticos, vamos, a ver ¿por qué eso de ponerle una “S” a un vehículo con silueta hasta familiar?

Lo respaldan saludables 313 CV de su nuevo 3.0 V6 biturbo (ya usado en la gama A6) que además trae un torque de 66 kgm desde 1.450 hasta 2.800 rpm. Según la marca, esto le posibilita una aceleración de 0 a 100 km/h en apenas 5s1/10 y con un contenido consumo promedio de solo 14 km/litro. ¿Le interesa la máxima?, por supuesto, orilla los 250 km/h, más que suficientes para su categorización como un digno heredero de la saga “S” de Audi.